Al sol de Castellón

De nuevo mi mala memoria es culpable. Estamos en Febrero del 2018 y casualmente he recordado que durante las navidades del 2016 estuvimos unos días por tierras castellonenses...¡y no había relato!

A estas alturas ya recuerdo trazos, pero como las imágenes valen más que mil palabras, espero que estas sepan suplir mi falta de memoria....y mi cada vez mayor falta de imaginación.

Son unas breves y coloridas pinceladas (lo digo por las fotografías) de nuestra escapada navideña (del 26 al 30) que todos los años intentamos hacer en el mes de diciembre, entre la navidad y la nochevieja.

Nuestro destino inicial era el area de autocaravanas de Peñíscola. (40.378418; 0.406272) a unos 100 metros en linea recta de la playa, pero no en ésta y a unos 10 o 15 minutos andando del casco antiguo de la ciudad.

Era ya la tercera vez que estábamos por estas tierras. La primera...casi ni me acuerdo, posiblemente tendría no mas de 15 años, cuando pasamos un verano en Burriana, en unas colonias de verano. 

Después, cuando los chicos eran pequeños, alquilamos un apartamento en el Grao de Castellón, posiblemente hace unos 18 o 20 años. Entonces comenzamos a dedicar menos días a la playa y más a la montaña; así que después de una semana allí, pasamos otra en Guaso, en el pirineo aragonés en una casa de turismo rural, entonces era un incipiente negocio lo que ahora se ha convertido en muy popular. Y ahora regresábamos.

El area es un sitio tranquilo y cerca de la playa aunque sus dueños se quejaron mucho del acoso al que estaban siendo sometidos por parte de los camping cercanos.

Por Peñíscola, pasear por la playa y como anécdota creo recordar que pese a ser diciembre y estar la playa vacía, la policía municipal nos llamó la atención sobre la prohibición de llevar los perros por la playa, así que nosotros, junto con otros paseantes con peludos, tuvimos que salir de ella y caminar por el paseo marítimo. Ridículo, pero es así.


Paseamos por el casco viejo, ascendimos por sus calles hasta llegar a las puertas del palacio del Papa Luna. Y pasamos por la puerta del restaurante donde 18 o 20 años atrás estuvimos cenando con nuestros hijos. De entonces recuerdo que la dueña nos felicitó por nuestros hijos, por que no se movieron del sitio y su comportamiento fue excelente. Madre orgullosa.

Al día siguiente hicimos noche en Alcoceber, en el poblado de Capicorp junto a la ermita de San Antonio (40.206413; 0.259078)


Es un sitio tranquilo donde pernoctamos junto al mar y pudimos disfrutar de una espectacular puesta de sol y un impresionante amanecer. Ultimamente me he hecho "colecccionista" de amaneceres sobre el mar y si los atardeceres son hermosos, los amaneceres lo superan en belleza.







































A la mañana siguiente nos acercamos a Alcoceber a caminar por una senda, la de la Sierra de Istar. Dejamos la autocaravana en un punto (40.258932; 0.296039) e iniciamos el paseo por un camino asfaltado hacia el norte y paralelo a la misma playa hasta llegar a un faro o similar.









Desde allí fuimos siguiendo un sendero que ya se introducía en zona arbolada y con arbustos salpicada de vez en cuando por casas o chalets que si bien no parecían opulentos, si la mar de agradables por la tranquilidad del sitio.

Pequeñas playas o calitas se asomaban aquí y allá y todas llenas de conchas y caracoles que había depositado allí el temporal que había azotado no hace mucho estas costas.




Así que nos entretuvimos en recoger caracoles y conchas.

Nos fuimos a pasar la noche a Torre la Sal, un pueblin que parecía de pescadores ya en dirección hacia el sur muy tranquilo y, por desgracia para él, muy cerca de Marina D'Ord aunque no ha perdido ni su encanto ni su paz.

Encontramos un grupo de autocaravanas, todas extranjeras en un gran aparcamiento a la entrada o salida de esta localidad pero, no en primera línea de playa (40.136014; 0.165355)












A la mañana siguiente y tras pasearnos por las desoladas calles de lo que era el bosque de bloques que formaban la famosa Marina D'Ord, pusimos rumbo hacia Oropesa del Mar, para hacer su vía verde

Dejamos la autocaravana en una zona cerca de esta vía verde (40.060711; 0.111505) entre pinos para comenzar nuestro paseo entre mucha gente que a estas horas paseaba por ella disfrutando de un estupendo sol y  excelente temperatura.

Aunque era ancha y cómoda, decidimos dejarla para acercarnos al mar y disfrutar así más de él durante nuestro paseo.

Y volvimos también a entretenernos recogiendo las cochas y caracoles que llenaban las calitas que jalonaban este agradable paseo.

Y regresamos para poner rumbo al final de nuestro destino: el área de autocaravanas del Grao de Castellón a donde llegamos para comer.



El area esta en un sitio estupendo, en primera linea de playa y un lugar muy tranquilo. Lástimo que no limiten la estancia (por lo menos aquel invierno) y se apalanquen allí los bárbaros venidos de las tierras del norte, dejando poco o nada de espacio para los demás.

Nosotros tuvimos suerte y ocupamos una plaza que acababan de dejar libre. Vimos pasar otras que supongo que se pondrían a lo largo del paseo marítimo.

Despues de comer y descansar decidimos dar un paseo por la playa, incómodo ya que estaba llena de "algones" dejados por el temporal para después intentar encontrar el apartamento donde años atrás habíamos pasado unos días.

Y lo encontramos, aunque había cambiado algo y casi nos costó identificarlo. Allí estaba casi como lo recordábamos, un pequeño edificio de apartamentos con una piscina de la que nuestro hijos disfrutaron en su día.

Parece que lo habían reformado y que lo iban o estaban dedicando a alquileres de vacaciones.
Con nuestra nostalgia a cuestas regresamos para cenar y descansar y regresar al día siguiente a casa a celebrar la noche vieja junto con nuestros hijos.

Mª Angeles del Valle Blazquez
Boadilla del Monte Febrero de 2018